logo pulso
PSL Logo

Queremos legisladores libres

Por Jorge Andrés López Espinosa

Abril 22, 2024 03:00 a.m.

A

La Teoría de la División de Poderes planteada por el Barón de Montesquieu en su magna obra El Espíritu de las Leyes, publicado por primera vez en 1748, continúa siendo el texto guía por excelencia cuando hablamos con seriedad de una auténtica de división de poderes. 

Para Montesquieu, como para otros muchos ilustres pensadores que teorizaron sobre aspectos del Estado moderno, se parte de la premisa lógica de que ninguno de los poderes (Ejecutivo, Legislativo o Judicial) deberá concentrarse en una sola persona o corporación, ni prevalecer de ninguna manera el uno sobre el otro, es decir, los tres entre sí operarán como verdaderos frenos y contrapesos de cada uno. 

Ahora bien, contrario a lo que en teoría es el modelo más sano que fomenta el debate democrático, los acuerdos políticos y la armónica convivencia entre las fuerzas políticas, con tristeza en México hemos sido testigos de una larga tradición legislativa del “voto en bloque”, quizá más acentuado en estas dos legislaturas federales donde a las y los integrantes de la mayoría simple del oficialismo, les fue expresamente prohibido cambiar ni un punto, ni una coma a las iniciativas que se les envían (todavía) desde Palacio Nacional el Titular del Ejecutivo. 

Si el parlamentarismo tiene una función, es sin duda lo que desde la etimología lo define, parlé del verbo francés hablar, lleva intrínseca la esencia de que en un Parlamento, Congreso o Cámara, sí o si se debe necesariamente debatir, discutir, dirimir las ideas para finalmente votar por una postura u otra pero luego de ese ejercicio deliberativo. Pienso entonces en lo tedioso que debe ser para legisladores profesionales (que los hay en el oficialismo), advertir que una iniciativa es perjudicial para la vida democrática del país y aún así tragar sapos, -por decir lo menos- y votar a favor de algo en lo que incluso no se cree, sin cambiar ni una coma, porque así se les instruye desde donde residían los Virreyes españoles. 

Por ello, apelo a que las y los próximos legisladores hoy candidatos a diputados y senadores, que resultarán electos a nivel federal y local, ya instalados en comisiones y luego en plenos, si representan la misma expresión del Ejecutivo, cuestionen, escuchen, debatan y corrijan, comas, puntos, acentos y conceptos; por favor no se conviertan en aplaudidores de lo absurdo. 

Si por el contrario llegan a ser legisladores opuestos a quien detente la Presidencia de la República, de igual manera cuestionen, escuchen, debatan y corrijan, pero si la iniciativa discutida es positiva y va acorde al mejoramiento de la vida de todos, voten a favor, pues ser oposición no implica asumir posturas intransigentes.  

Así que amigas y amigos candidatos a cargos legislativos federales, todas y todos son personas valiosas, con toda certeza algunos de Ustedes llegaran a ocupar alguno de esos 500 escaños en San Lázaro y otros más los 128 disponibles en el blanquísimo espacio senatorial en Paseo de la Reforma, serán entonces nuestros representantes, hablarán por el que escribe pero también serán la voz de sus hijos y sus decisiones pueden transcender generaciones enteras, la lealtad ya no será para con sus partidos, al tomar protesta jurarán servir los intereses de México, no los de sus dirigentes partidarios, ni de quien encarne la titularidad del Ejecutivo Federal, no olviden cada que levanten la mano para votar, que hubo un mexicano que perdió la lengua primero y la vida después por defender sus ideales, Belisario Domínguez se llamaba, cuando ganen en las urnas piénsenlo, cuando suban a tribuna recuérdenlo y cuando voten en la Cámara hónrenlo. 

“Si cada uno de los mexicanos hiciera lo que le corresponde la patria estaría salvada”. Belisario Domínguez Palencia. 

Los sigo leyendo en el correo: 

jorgeandres7826@hotmail.com.