ALADDÍN Y LA LÁMPARA MARAVILLOSA
Más de 150 estudiantes del Tec de Monterrey cautivaron con su actuación en el musical
Galeria
1/3
Entre lámparas, alfombras voladoras y orquesta en vivo, la historia de Aladdín y la lámpara maravillosa encontró su propio reino en San Luis Potosí.
Más de 150 estudiantes del Tecnológico de Monterrey transformaron el escenario del Centro Cultural Universitario Bicentenario en un mosaico de luces, danza y música, donde la ficción sirvió también como espejo de su propio proceso de formación y de la búsqueda por un arte hecho desde la colectividad.
Las jornadas de ensayo se extendían entre partituras, coreografías y montajes técnicos que exigían tanto rigor como cualquier producción profesional. Pero detrás del espectáculo, lo que se tejía era una red de colaboración que difícilmente se ve en otros espacios educativos: músicos de la Orquesta de la Escuela Estatal de Iniciación Musical Julián Carrillo compartiendo atril con estudiantes del Tec, y un equipo de dirección integrado por profesionales del teatro musical guiando a quienes se estrenaban en escena.
Uno de los mayores aciertos de esta temporada fue su orquesta en vivo, integrada por estudiantes y músicos invitados, que sostuvo los ocho números musicales con la precisión de una producción profesional.
¡Sigue nuestro canal de WhatsApp para más noticias! Únete aquí
La primera parte abrió con “Noches de Arabia”, un despliegue visual que introdujo al público al mundo exótico del relato; continuó con “Salto adelante”, donde el protagonista mostró su deseo por un futuro distinto.
El tono cambió con “Muro real”, una secuencia de contraste entre el lujo palaciego y la libertad que anhela Jazmín, mientras “Amigo fiel”, una de las más celebradas, trajo el dinamismo y humor del Genio en una coreografía vibrante.
En el segundo acto, “Príncipe Alí” desató un desfile de color y energía que hizo brillar al elenco completo, seguido por “Un mundo ideal”, momento emblemático que, más allá del romanticismo, se convirtió en un respiro visual con proyecciones y efectos que simularon el vuelo de la alfombra mágica. El cierre, “Final Mundo Ideal”, reunió a todo el reparto en una escena coral que selló la función entre aplausos.
Mientras el público aplaudía la alfombra voladora, detrás del telón más de doscientas personas, entre actores, músicos, bailarines, escenógrafos y técnicos, sostenían la ilusión con disciplina y horas de ensayo.
Aladdín se convirtió en una plataforma para pensar el arte universitario desde su potencia transformadora. En cada función, los estudiantes asumieron roles que van más allá del personaje: gestores, productores, creadores. Esa experiencia, más que el brillo del espectáculo, es lo que permanece una vez que se apagan las luces del escenario.
no te pierdas estas noticias





















