CUARÓN: “EL CINE MEXICANO NO ESTÁ MAL, PERO PUEDE ESTAR MEJOR”
El guionista y director llama a las nuevas generaciones a mirar antes de filmar, durante su participación en el Festival de Cine de la UASLP

Durante su participación en el Festival de Cine de la Universidad Autónoma, el guionista y director de filmes como Besos de azúcar y Rudo y Cursi, Carlos Cuarón reflexionó sobre los retos y transformaciones que atraviesa el cine contemporáneo.
Dentro del taller Del guion al rodaje, un encuentro con jóvenes estudiantes, el cineasta destacó la importancia de mirar y comprender la realidad antes de filmarla, un ejercicio que considera esencial para preservar la identidad y la calidad del cine mexicano.
Cuarón sostuvo que el panorama actual del cine no puede describirse como una nueva época de oro, sino como una transición múltiple marcada por cambios tecnológicos, industriales y culturales. “Es una coyuntura de muchos cambios no hay una diferencia o un cambio en cómo se estructura el negocio, hay un cambio temático, hay un cambio en las hábitos de consumo del espectador, en la cuestión digital, la gestión de la inteligencia artificial”, señaló. Para él, este momento recuerda otras etapas de quiebre en la historia del cine, como el paso del mudo al sonoro o del celuloide al digital, aunque ahora los retos son más complejos por la manera en que se estructuran los modelos de negocio y financiamiento.
El director reconoció que la industria vive una incertidumbre global, pero también un tiempo fértil para la experimentación y la mirada crítica. En ese sentido, animó a las y los jóvenes realizadores a mantener la curiosidad como motor creativo, y a entender el acto de filmar como una consecuencia natural de observar con profundidad. “La curiosidad es la madre de los grandes inventos”, subrayó, destacando que cada generación tiene la responsabilidad de reinterpretar su entorno desde el cine.
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Al referirse a la situación actual del cine nacional, Cuarón fue claro: “El cine mexicano no está mal, pero puede estar mejor”. Celebró que la producción haya crecido en número, aunque reconoció que persisten desafíos estructurales, sobre todo en la distribución y exhibición, donde pocas películas logran llegar al público. “Necesitamos mejorar la calidad de nuestras películas para que sean deseadas por las distribuidoras y los cines, y así romper el cuello de botella que tenemos desde hace años”, explicó.
Uno de los puntos más sensibles de su diagnóstico fue la pérdida del público mexicano durante la pandemia, cuando el número de espectadores cayó drásticamente. Antes de 2020, recordó, se contaban cerca de 20 millones de asistentes regulares al cine nacional, pero esa cifra se desplomó y ha costado años reconstruirla. Aun así, confía en que el interés por el cine mexicano volverá a crecer si logra conectar nuevamente con las emociones y las historias del país.
“El cine es un espejo, un reflejo de nosotros mismos”, dijo Cuarón, insistiendo en que es una manifestación cultural que las nuevas generaciones deben preservar. Llamó a los jóvenes a no encerrarse en el consumo de contenido efímero en redes y plataformas, y a redescubrir el valor de la experiencia colectiva en las salas. “Espero que los jóvenes no quieran encerrarse en su casa a ver Tik Tok o plataformas y sí busquen acercarse a los cines, sobre todo a ver películas mexicanas”, apuntó.
Finalmente, el cineasta compartió su vínculo personal con San Luis Potosí, al revelar su interés por filmar en la región de Rioverde, en un rancho alejado al que se accede por terracería.
Entre la incertidumbre tecnológica y la esperanza de una nueva generación de miradas, Carlos Cuarón aseguró que el futuro del cine mexicano dependerá de la capacidad de sus creadores y creadoras para mirar, cuestionar y seguir haciendo películas. Porque, como él mismo resumió: “No hay otra manera de descubrir hacia dónde va el cine, más que haciéndolo.”
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