logo pulso
PSL Logo

El arte como trinchera feminista

María Sugar, en su taller entre hojas sueltas, plumones y dibujos a medio terminar, crea un espacio de libertad para las infancias

Por Estrella Govea

Septiembre 29, 2025 03:00 a.m.

A
El arte como trinchera feminista

En su taller, entre hojas sueltas, plumones y dibujos a medio terminar, María Sugar suele repetir lo que se ha convertido en su lema: "chismeando y dibujando". La artista potosina ha hecho del arte un refugio donde confluyen el activismo feminista, la ilustración y la enseñanza, sobre todo para las niñas que cada semana llenan de vida el espacio que creó bajo el nombre de Dibujo Rebelde.

BRAVAS Y DIBUJO REBELDE

La dimensión educativa apareció en 2019, cuando fundó junto a colegas el proyecto Bravas, escuela feminista de arte urbano. Poco después consolidó el taller Dibujo Rebelde, un espacio que nació casi por casualidad cuando un amigo le pidió clases para su hija. Desde entonces se ha convertido en un lugar de confianza para niñas que encuentran ahí algo más que un taller de dibujo.

"El primer grupo fueron cuatro niñas, encontraron un espacio de confianza... realmente no tengo una actitud con ellas como de maestra, más bien todas estamos platicando y aconsejándonos".

¡Sigue nuestro canal de WhatsApp para más noticias! Únete aquí

Insiste en que el taller no busca imponer autoridad, sino abrir un espacio horizontal donde ellas se asuman libres en su identidad. En ese sentido, Dibujo Rebelde se ha convertido en una trinchera desde la que el feminismo se traduce en experiencias cotidianas.

ARTE, HERRAMIENTA DE 

COMUNICACIÓN Y DE MEMORIA

Para María, el arte no es solo estética: es una herramienta de comunicación y también de memoria. Su relación con el feminismo ha transformado su estilo y su práctica. "Conforme yo he crecido con el feminismo ha crecido mi estilo... no nada más es porque quiero quemar todo sino porque hay mucha pasión en mí y necesito compartir lo que me gusta hacer".

En sus ilustraciones, los conceptos complejos aparecen traducidos en colores, gestos y símbolos que no requieren explicación. "Lo que no se nombra no existe, y en la ilustración traduzco la igualdad, la diversidad o la violencia de género en símbolos y colores que comuniquen sin necesidad de explicarlos".

RETOS EN SAN LUIS POTOSÍ

El contexto potosino atraviesa su práctica. San Luis Potosí, dice, es un estado profundamente conservador, donde su propuesta feminista y urbana no siempre encuentra aceptación.

A ello se suman los prejuicios hacia su estilo: en ocasiones ha recibido comentarios que califican su trabajo de "infantil" o cuestionan que trabaje solo con niñas. Para María, esos juicios responden más a la falta de comprensión de lo que significa la ilustración feminista que a un análisis real de su obra.

COMUNIDAD Y LEGADO

María insiste en que su apuesta no es individualista. Más que competir, busca construir comunidad y dejar un legado que motive a otras artistas a no quedarse calladas. "No me gusta quedarme callada... si yo sigo siendo omisa ante cosas que están mal me hago cómplice. Quiero que las personas exijan sus derechos y que cuidemos la comunidad en lugar de vernos como competencia".

Esa idea de comunidad responde también a un reconocimiento generacional: muchas mujeres artistas del pasado fueron invisibilizadas o forzadas a renunciar a su vocación. Hoy, dice, es vital que las nuevas generaciones puedan nombrarse artistas desde niñas, sin miedo ni censura. "Ellas ya también se nombren artistas... por todas las mujeres que no las dejaron o que tuvieron caminos compartidos con personas violentas o misóginas".

En cada mural, taller o conversación con sus alumnas, María Sugar sostiene una convicción: el arte es memoria, denuncia y resistencia, pero también un espacio de libertad para las infancias. Un lugar donde, entre risas y dibujos, las niñas aprenden a nombrarse y a reconocerse como sujetas de derecho, como creadoras y como artistas.