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Trump demanda a la BBC por controversia en montaje

El presidente Trump exige rectificación a la BBC por montaje de discurso que incita al asalto al Capitolio

Por El Universal

Noviembre 10, 2025 01:42 p.m.

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Trump demanda a la BBC por controversia en montaje

LONDRES, Inglaterra, noviembre 10 (ANSA/ EL UNIVERSAL).- El modelo de la BBC está tambaleándose, un servicio público de radiodifusión con una historia centenaria que fue considerado durante mucho tiempo un referente de Occidente.

El último golpe a su imagen de imparcialidad y rigor proviene de la controversia sobre el montaje de dos fragmentos separados de un discurso de Donald Trump, que data de 2021, editado de tal manera que refuerza la sensación de que el presidente estadounidense había incitado explícitamente al asalto al Capitolio.

Este escándalo fue aprovechado por la derecha interna y global, que estalló más de un año después de que se transmitiera el reportaje en cuestión por el programa de investigación periodística Panorama, y ahora amenaza con convertirse en una demanda millonaria, con un ultimátum por parte de la Casa Blanca.

La acción legal fue formalmente anunciada por los abogados de Trump en una carta recibida recientemente por la empresa.

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En este documento, el entorno del magnate, que ya estuvo involucrado en iniciativas similares contra varios medios "enemigos" en Estados Unidos, intimó a la vieja "Tía", como solían llamar cariñosamente los espectadores a la televisión estatal, a "rectificar" su error antes de la fecha límite de las 22 horas del 14 de noviembre: "retractándose de manera completa e imparcial del documental y de cualquier otra declaración falsa, difamatoria, denigratoria, engañosa o provocativa sobre el presidente Trump"; emitiendo un mea culpa; así como ofreciendo una "compensación adecuada" por el "daño causado" y por haber supuestamente "interferido en las elecciones presidenciales". De lo contrario, se enfrentaría a una solicitud exorbitante de indemnización "no inferior a 1.000 millones de dólares".

A Trump no le bastan, por tanto, las disculpas contenidas en una carta recién emitida por el presidente del consejo de administración, Samir Shah, en la que se reconoce lo ocurrido como un grave "error de evaluación". Ni tampoco las renuncias sin precedentes a las que se vieron obligados el director general, Tim Davie, y la CEO de BBC News, Deborah Turness.

Este giro fue comentado con venenosa satisfacción desde Washington, pero se considera insuficiente; más aún, porque fue acompañado de la defensa de la reputación de ambos por parte de Shah, quien hoy fue interrogado por la comisión de Cultura de la Cámara de los Comunes, y del rechazo a aceptar las acusaciones de "parcialidad institucional" que Trump lanzó contra la redacción, insultando a sus "periodistas corruptos".

Estas palabras incomodan al gobierno laborista-moderado de Keir Starmer, que se esfuerza por limitar la admisión de la "grave" culpa que se le imputa a Panorama, sin socavar las buenas relaciones construidas con el gran aliado Donald, a pesar de sus diferentes raíces políticas.

Una portavoz de Downing Street subrayó la necesidad de que "la BBC actúe para recuperar la confianza" del público y "corrija rápidamente los errores", pero reivindicando también el papel "vital" de un servicio público "fuerte e independiente" en "una era de desinformación" creciente.

Mientras tanto, en el ámbito interno, la derecha aviva el fuego de una polémica político-mediática iniciada principalmente por el conservador Daily Telegraph, llegando a cuestionar la licencia de televisión: desde la líder conservadora Kemi Badenoch hasta Nigel Farage, defensor de Trump de Reform UK, que lidera todos los sondeos, ha reprochado a la emisora haber "ofendido al líder del mundo libre" tras una llamada a su amigo, el presidente americano.

En cambio, la izquierda y el partido liberal-demócrata de Ed Davey, sostienen que, a pesar de los "errores" de la BBC, Trump no tiene derecho a dar lecciones y que la política británica debería "defender unida" una institución clave de las intimidaciones de "un líder extranjero".

Asimismo, el gobierno israelí de Benjamín Netanyahu está listo para aprovechar la oportunidad para acusar a la televisión británica (y a otros) de haber difundido información sobre el conflicto en Gaza que, a su juicio, está contaminada "por Hamas" y que incita "al antisemitismo": acusación diametralmente opuesta a la de los sectores pacifistas y palestinos que denunciaron el control sobre la cobertura de Medio Oriente, que en estos meses fue asignado a Raffi Berg, un periodista y productor con estrechos lazos en Israel.