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In-D: Después de todo, el descanso ya no será eterno

Por Daniel Tristán

Noviembre 05, 2025 11:42 a.m.

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In-D: Después de todo, el descanso ya no será eterno

El regreso de Soda Stereo en 2026 con su gira Ecos marca algo más que el retorno de una banda legendaria. Es, de alguna manera, un regreso del futuro. Una confirmación de que la tecnología ya no sólo acompaña al arte, sino que lo prolonga, lo resucita y lo reinterpreta. La posibilidad de volver a ver a Gustavo Cerati sobre un escenario, aunque sea a través de una recreación digital, nos coloca frente a una nueva frontera emocional: la del recuerdo que cobra vida. No es la primera vez que esto sucede, claro. En 2015, el mundo quedó boquiabierto cuando un holograma de Tupac Shakur apareció en el festival de Coachella, rapeando junto a Snoop Dogg, casi dos décadas después de su muerte. Aquella imagen fantasmagórica, impecablemente sincronizada, dejó en claro que la tecnología podía desafiar al tiempo y a la ausencia. Desde entonces, la idea de "revivir" a un artista se volvió no sólo posible, sino tentadora.

Hoy la industria musical parece decidida a explorar ese territorio sin retorno. Kiss ha anunciado que su próxima gira mundial incluirá avatares digitales de sus miembros, una especie de clon escénico que les permitirá seguir "tocando" incluso cuando ya no estén físicamente. Abba, pioneros en esto, ya lo hizo con Voyage, un espectáculo en Londres donde los integrantes, rejuvenecidos digitalmente, ofrecieron un concierto que muchos describen como el más real que jamás hayan visto sin que nadie esté realmente allí. Es el arte post-humano: cuerpos ausentes, pero presencias intactas. Música que respira a través de algoritmos. Fantasmas con ritmo y luces LED.

En el caso de Soda Stereo, no está del todo claro si lo que veremos en el escenario será un holograma puro, un avatar en 3D o una experiencia inmersiva más compleja. Lo cierto es que Gustavo Cerati estará presente. No físicamente, pero sí en esencia: su voz, su guitarra, su figura proyectada en algún punto entre la nostalgia y la ciencia ficción. Charly Alberti y Zeta Bosio compartirán el escenario con una sombra viva, un eco convertido en imagen, una energía que se niega a apagarse. Y esa promesa, la de volver a ver a Gustavo aunque sea de otro modo, basta para estremecer a toda una generación.

La música de Soda Stereo ha demostrado ser inmortal por sí misma. En los años ochenta definieron una estética sonora que cambió el idioma del rock latinoamericano; en los noventa se convirtieron en una de las bandas más influyentes de la región; y tras la partida de Cerati, su legado se volvió mito. Hoy, ese mito se amplifica con la tecnología. El hombre que cantó "De música ligera" podría convertirse en la primera gran figura del rock latinoamericano en cruzar el umbral entre lo físico y lo digital, abriendo la posibilidad de que la eternidad tenga su propia gira de conciertos.

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Y aquí es donde la imaginación se enciende: ¿Qué pasará cuando la inteligencia artificial no sólo reproduzca la voz de un artista, sino que sea capaz de otorgarle la inmortalidad creativa? ¿Cuándo los conciertos del futuro no dependan de la vida biológica sino del archivo de datos? Tal vez algún día asistamos a un festival donde comparten escenario avatares de Bowie, Amy Winehouse, Spinetta y Cerati, cada uno "interpretado" por un sistema de IA entrenado en su sensibilidad, su ritmo, sus respiraciones. El arte podría volverse una conversación interminable entre los vivos y los muertos, un loop eterno donde la creación nunca se detiene.

Podríamos hablar entonces de una forma nueva de inmortalidad. No la de las estatuas ni la de los discos guardados en vitrinas, sino una inmortalidad activa, dinámica, capaz de reinventarse en cada show, en cada interacción con el público. La tecnología ha borrado la línea que separaba el homenaje del renacimiento. Los músicos ya no se despiden: se transforman en datos, en luz, en sonido perpetuo. Su presencia puede ser reconstruida, su ausencia puede ser reprogramada. La nostalgia deja de ser un punto final y se convierte en plataforma de lanzamiento.

Estamos viviendo un momento histórico sin precedentes. Por primera vez, el arte y la ciencia caminan al mismo ritmo, y lo hacen en dirección a lo eterno. La inteligencia artificial, los hologramas, los avatares, las recreaciones inmersivas: todo parece parte de un mismo proyecto humano por vencer al tiempo. Y en ese contexto, ver el nombre de Soda Stereo brillar otra vez en carteles de gira no es sólo una noticia musical; es una señal de época. Es el anuncio de una nueva era donde la memoria y la tecnología se funden para crear algo que no habíamos visto jamás: la permanencia digital del alma.

Quizás algún día recordemos esta etapa como la época en que dejamos de preguntarnos si la tecnología podía traer de vuelta a los muertos, y empezamos a preguntarnos cómo queríamos que volvieran. Porque cada proyección, cada algoritmo, cada nota revivida nos obliga a pensar no sólo en el pasado, sino en el futuro del arte y, en última instancia, en el futuro de la humanidad. Cerati, como siempre, va un paso adelante. Incluso ahora, su voz sigue flotando entre las luces y el aire, como si nos dijera desde el otro lado del tiempo: "Gracias... totales".